Una historia de Navidad

Una historia de Navidad

Hoy empezaría a escribir (o escribiría) la historia más triste de mi vida. Pero NO. No voy a hacerlo. He pensando que después de quince días incomunicada de la blogosfera, simplemente lo voy a dejar en tan sólo una historia de Navidad. Un españoles por el mundo pero al reves, al estilo de la serie fracasados por el mundo en su mejor versión. Aquí viene … no os la perdáis, creo que merece al menos una sonrisa:

Fue después de escuchar a Jose Manuel, el guapo fracasado convertido a húngaro de la serie y su mención a las oposiciones, cuando creo que me llegó una cierta parte de la crisis de hoy. Ser ex-opositor define, y mucho. Pero esa es otra historia que hoy no toca.

Este año toca no celebrar la ida a España por Navidad. Me quedo. Mañana es mi primera Navidad en Londres. No hay transporte en todo el día y advertida estoy de que si sales esta nochebuena a cenar, ya te debes quedar donde vayas. En esta ocasión he decidido pasarlo en casa, donde soy yo la que espero a un amigo. Todo un privilegio.

Estoy triste porque no estaré con mi familia y mis amigas que me esperaban, pero ha sido elegido. No os preocupes familia, también aquí he podido disfrutar ya de un Chistmas Party el pasado sábado. Qué rico sabe todo con amigos (también el queso, las ensaladas, el pollo y los dulces hicieran su parte). Nos faltó el ibérico, que en forma de periódico en español de Londres lo podéis leer aquí. De esta pequeña familia compuesta por un húngaro, dos madrileñas y una cordobesa, Marisa es la única que vuelve por Navidad.

Y ahora desde aquí también, y en homenaje a mi nueva patria de expatriados y la no celebración, me uno a la radio y celebro con ellos y vosotros las palabras y las canciones. También me uno a los anónimos, al grito desesperado de Mike, que se anticipó a esta Navidad. Su historia la puedes escuchar en “The man too poor to eat”, que conmovió a miles de personas en las redes sociales en Londres. También a la mujer que habla en la radio con la que me identifico porque en su propia ciudad se siente aislada, y a aquella otra mujer anónima, que sentada en un sofá de la Idea Library con un hilo de voz decía: I can’t breath.

Menchu, Stop!. Ahora tranquilamente tomo aliento.

Hoy sencillamente es un día más. A la vez ¿por qué no llamarlo especial?. Estoy descansando y espero esta noche a un amigo a cenar en casa. Ahora disfruto del solecito que entra por la terraza del salón. En la TV la BBC1 pone cómo se cocina el tradicional Christmas day lunch y mientras escribo ya han cambiado a una peli: “Wall-E”. El reloj de mi móvil marca las 11:25 y 10º en la calle. Desde aquí me parece un día luminoso y soleado de invierno.

 

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(En la foto: Un jardín precioso en la parte de arriba del edificio de enfrente, que veo desde mi habitación. Este día de nochebuena 2014)

¡Ya es hora de publicar!, me digo, y de prepararme para salir a comprar la cena. Creo que al final será algo tradicional de las recomendaciones de estos días: rost turkey, rost potatos, red cabbage, rosting vegetables, baby sprouts with apple. Uff! El tiempo vuela.

Esta es mi historia de estas Navidades 2014. Un historia sencilla, y un amigo. Una Navidad alternativa a las compras (porque no hay) y alternativa a la familia (que tampoco está). Hay muchas Navidades. Para algunos ni siquiera estas fechas son algo transcendente, por mucho que las luces y los árboles de la calle nos recuerden que es Navidad. El turco de la tienda de la esquina también ayer me felicitó con el Happy Christmas!. A esto lo llaman diversity. Londres en una ciudad con miles de personas de todo el mundo y cada una también tiene su propia historia. Aquí os he dejado la mía.

¿Quieres contarnos la tuya?

Me despido. Y lo hago con el deseo de seguir contándote y escuchando más historias.

Merry Chritsmas!