Inmersión en UK con niños (II): Actividades diarias
Inmersión en UK con niños (II): Actividades diarias
En el artículo anterior, junto a María y Alicia (madre e hija) dimos los primeros pasos de una inmersión en el Reino Unido.
Ellas contrataron una estancia de 26 días en Brighton, en el Bed and Breakfast de una familia con niños, pensando que la integración sería completa, pero poco a poco fueron encontrándose con ciertas diferencias culturales.
#1 Diferencias culturales
Nos lo cuenta María:
M: Hubo unos días, cuando les dieron las vacaciones a los niños, que se fueron a visitar a los abuelos. El abuelo cumplía setenta años y ellos estuvieron como cinco o seis días fuera. Desafortunadamente ésto coincidió con el cumpleaños de Alicia, con lo cual Alicia se vio con que el día de su cumpleaños no tenía niños para celebrar el cumpleaños.
Se pasó el día realmente muy triste y lo pasó mal, pero bueno, Alicia emocionalmente tira pa’ lante . “Pero ¿cómo puede ser que se vayan, si es mi cumpleaños?”, me decía.
Ella ahora mismo no tiene rencor, pero afecto tampoco. Ella no entendía que no eran amigos y, aun así, es muy duro para una niña que llegas y lo primero que ve es que están comiendo y no nos dicen si queremos comer. Lo segundo, “¿Por qué se van si es mi cumpleaños? ¡Es que no lo entiendo!”, decía.
Y casi se excusaban, los pobres. En el fondo se dieron cuenta de que era doloroso para Alicia. “Pero a su abuelo le pueden ver muchos días. Por una vez que estoy yo aquí, no sé por qué se tienen que ir”, decía.
#2 Campamentos de verano
La estancia de María y Alicia en aquella casa de Brighton podría dividirse en los días en que Alicia tenía campamento (que fueron como 9 días) y los que no. Antes de que Alicia se despertara María hacía sus deberes y estudiaba.
M. G.: eso del campamento es una actividad que buscasteis cuando estabais aquí?
M: Desde aquí yo ya llevaba contratados 5 días (una semana entera). Fueron 3 días en una escuela de arte y luego otros 2 días en un campamento, el Barracuda, en donde hacía juegos e iba a la piscina.
El campamento no estaba al lado de la casa, me suponía 3/4 de hora andando. Como eso era muchos para Alicia decimos coger el autobús. Todos los días tenía una aventura para ir a llevarla y recogerla, además de la hora extra de campamento. Me di cuenta que los dos días que Alicia fue a las Barracudas acababa muy cansada.
De esa experiencia Alicia recuerda, frunciendo un poquito el ceño, que llovió el día de los cars. Todos los niños hacían cola para montar, pero a ella no le tocó porque comenzó a llover…
M: Mi idea era en principio que, del campamento que más le gustase, pudiera repetir días puesto que se podían contratar días sueltos.
En el primer campamento, el de pintar, lo pasó bien. Lo que pasa es que era un sitio pequeñito y estaba toda la mañana sentada. Yo creo que le gustó, pero yo veía que se le hacía muy duro estar sentada desde las 9 hasta las 3 de la tarde en la misma habitación. Hizo unas producciones preciosas con acuarelas, nos trajimos dos.
El otro campamento estaba un poquito lejos. Era de 9 a 16:30 y era muy cañero.
Yo también lo que buscaba era que no hubiera gente que hablara español.
Entonces, en el primer campamento solo el profesor hablaba un poco de español y alguna niña, pero ahí Alicia no tenía mucha opción a hablar. Más bien ahí estaban muy calladitos. En el segundo, el Barracuda, ahí sí que jugaba y hablaba mucho con los niños. Era era más caro y estaba preparado como un campamento internacional. Allí va todo el que quiere.
El barracuda es un colegio de los de allí, con instalaciones lo suficientemente amplias como para organizar actividades al aire libre o de ocio: juegos, piscina, con lo cual aprovechaban la piscina calentita. Estaba más enfocado a actividades físicas, también alguna de manualidades y tenían muchas actividades. Nos mandaban un resumen diario de las actividades que habían hecho, pero muchas cosas (te digo la verdad) yo no entendía lo que eran. El argot infantil no lo domino, así que no sabía exactamente lo que había hecho. Había muchos niños y también había españoles. Alicia no hablaba mucho español, solo con los profesores, pese a advertirles de que yo no quería que hablaran con ella en español.
Al final, la mujer de la casa donde vivíamos (Emma, la mamá de los niños) me dijo que en el colegio donde iban sus niños organizan campamentos de verano. El mismo tipo de los que se organizan en Madrid en las vacaciones para los niños. Aquí también el ayuntamiento organiza actividades que les llamamos “campamento”, que los niños hacen el mismo horario que en el cole. Lo que pasa es que en vez de estar dando clases están haciendo juegos manualidades, es más lúdico, como actividades extracurriculares.
A Alicia le gustaba ir a Junior Town, así se llamaba. Era cómodo, estaba cerca y abrían de 8:30 a 15:30. Eso me permitía tener tiempo para mi y estudiar.
Allí Alicia conoció a Marina (otra niña que hablaba español) con quien lo pasaba bien. Se hicieron muy amigas. Le da cierta pena pensar que es difícil quedar aquí con ella. Marina vive en Tres Cantos (Madrid) y eso está lejos de nosotras aunque vivamos en Madrid. Para los niños es más complicado aceptar las despedidas:
A: cuando nos fuimos no me gustó, porque se terminaron las vacaciones y nos tuvimos que despedir.
M: Mientras Alicia estaba en el campamento, yo me quedaba estudiando porque tenía clases con Simon…
#3 Tutores de inglés
M. G.: ¿Quién es Simon?
G: Es un profesor particular, un English Tutor que vivía en la casa de al lado. Me enteré porque el dueño de la casa, donde estábamos alojadas, me lo comentó. Me dijo que, si quería, me ponía en contacto con él.
Mientras tanto, estuve buscando academias donde hubiéramos podido estudiar las dos, que ésa fue mi primera intención. Y la encontré: me pareció que tenía buena pinta y que eran bastante profesionales. Seguramente estaba fenomenal, pero no llegamos a ir porque era archi-cara. Estamos hablando de que 1 semana para Alicia podía costar 450 libras para aprender inglés, en su nivel, con la mañana lectiva y la tarde lúdica.
En cualquier caso, aunque eligiera llevarla sólo a la parte lúdica, las 250 libras a la semana no me las quitaba nadie. Era muy caro. El precio que me dio Simon de las clases eran 15 libras la hora, que es muy barato.
Con Simon estuve hablando bastante, cruzamos bastantes correos antes de irme, mientras que con los de la casa no hablé tanto. El dueño de la casa me dijo que prefería no estar en medio de lo que acordáramos. Quería separar una cosa y otra. Aquella reacción de “no quiero saber nada de lo que habléis entre Vosotros” me pareció muy cortante, muy fría. Y Simon sí que me escribió y además me mandó su currriculum, de cómo funcionaba, con lo cual no me estaba “vendiendo la moto”.
Simon, la forma que tiene de trabajar es que aloja gente en su casa y la gente va a allí a estudiar. Es un tutor que da clases en casa y, por supuesto, intentó decirme que le parecía un acierto si yo elegía sus clases (también se “vendía” él). En verano Brighton se llena de gente, las escuelas están a tope y algunos profesores no siempre tienen la experiencia necesaria.
Simon nos trataba a cuerpo de rey, se portaron fenomenal. Se preocupó de cómo podía llegar yo a Brighton con la niña (si en tren, ..) en autobús es la forma más barata para llegar, me dijo. Fue a esperarme en Brighton a la llegada del autobús y nos llevó hasta la casa, que estaba al lado de donde nos alojábamos.
Para mí lo mejor de Brighton ha sido este profesor y lo he disfrutado muchísimo. El estar con él y hablar con él ha sido lo mejor. Simon se centró mucho en las clases. Es un profesional y ya está. Ha sido profesor del British Council y luego ha sido profesor corrector de los exámenes de Cambridge en Brighton, con lo cual tenía todo el material para clases. Sabe 4 o 5 idiomas: ruso, alemán, francés, español e italiano.
El día que Alicia venía conmigo el todo el tiempo se ocupaba de que ella tuviera un entretenimiento. Incluso algunos días, Diane (su mujer) que había sido maestra jugaba con Alicia. Esos días Alicia pegaba un “avanzón”, aprendía un montón
M.G.: ¿Además era maestra de niños de primaria? O sea, que estaban jubilados.
M: Ella está jubilada, pero él todavía no se ha jubilado, sigue cotizando porque se puede hacer eso. Llegamos un lunes y el martes empezamos con las clases con Simon y a partir de ahí tuve clases todos los días hasta que me vine.
M.G.: ¿Tú le dijiste que tenías un objetivo en cuanto al aprendizaje?
M: Yo le dije que quería preparar el C1 y mejorar mi pronunciación. Y en eso se centró.
M.G.: o sea que los libros que usabais se centraban en el C1…
M: Cogimos un examen del C1 y estuvimos trabajando sobre eso, sobre el examen del C1. Un examen, pero dándoles las vueltas de dónde se pone el énfasis, por qué, qué es lo que se busca, qué es lo que busca el tribunal, qué es lo que se pretende.
M.G.: ¿Y de cuántas horas estamos hablando, más o menos?
M: Hice lo que pude, porque él cuando más gente tiene es en verano y a la gente que se aloja en su casa él le da clase por la mañana. Y a mí, como no estaba alojada en su casa, el tiempo que me podía dedicar era por la tarde. Entonces iba de 3 a 5. Tan solo una semana, cuando el no tenía a nadie alojado en su casa, pude ir por la mañana. También fui algún fin de semana.
M.G.: ¿Cuántos días en total de los 26 días que estuviste? ¿ lo pagaste todo al final?
M: Todos los días, excepto 3 o 4 como mucho. Lo pagaba cada día. Yo desde aquí ya llevaba el plan hecho, más o menos, y luego allí fuimos adaptándonos. Él ya me dijo que tenía alumnos y que sus alumnos de casa eran por la mañana.
Considerando todos estos aspectos, me da por pensar que entonces compensa mucho más tener un tutor que asistir a una academia y María tiene una clara opinión al respecto:
M: Depende de lo que te cobre el tutor, porque no creo que todos lo hagan de la misma forma y por el mismo precio. Además, que no creo que sean tan buenos.
A ver, Simon es bueno, depende de para quién. A todo el mundo seguro que no le vale. A mí me vale porque su método es el antiguo, el clásico, el de lápiz y papel. No utiliza medios audiovisuales, ni nada.Por supuesto, tiene un portátil y utiliza el correo electrónico. No está desfasado ni mucho menos. Es solamente que su método de dar clase es lápiz y papel. Sí que utiliza cintas de cassette de las de antes (porque las tiene) y él no se ha actualizado porque dice que su sistema lo tiene tan mecanizado y que a él le funciona, que para nada intentaría cambiarlo.
Hay gente que eso no le gusta, ya busca algo más moderno. Lo que sí sé es que tiene muchos alumnos que van desde Japón hasta allí todos los años. La última alumna que tuvo fue una niña de 16 años, bailarina de ballet. Esta chica estudia ballet profesional y teatro y desde luego que el idioma inglés, por supuesto, lo tiene que tiene que aprender.
Digamos que Simon es una persona muy honesta, con la que yo he disfrutado muchísimo mi estancia allí.
M.G.: Y Alicia ¿tuvo clases particulares?
M: No, ella estuvo en los campamentos porque yo prefería que, si tenía que aprender inglés, lo aprendiera jugando con niños. Entonces puse más énfasis en eso. Las primeras semanas ella se venía conmigo a las clases con Simon. La mujer de Simon le dio un montón de libros para niños, una muñeca, unas bolitas…
#4 ¿Repetirías la experiencia de inmersión lingüística y cultural en Reino Unido?
El año que viene, para sus próximas vacaciones, a María le gustaría repetir la experiencia, pero algunas cosas las planteará de forma distinta para poder disfrutar de unos días también con el padre de la niña, que esta vez no pudo acompañarlas. De eso hablamos en los siguientes minutos:
M: De hecho, volveremos seguro a Inglaterra o a Escocia, que ésa es otra opción que barajo. No descarto estar allí en el Festival de Edimburgo con Ángel y visitar las Highlands durante 15 días y quedarme allí con Alicia hasta que empiece el curso.
Me apetece muchísimo Edimburgo. “Me apetece” entre comillas, porque por un lado me gusta a la ciudad, pero no el clima. El que esté todo el verano lloviendo, no me hace mucha gracia. En cambio en Brighton tienes sol, aunque en el norte te puedes plantear otras actividades.
Ahora, a la hora de buscar casas con niños ya sé cómo hacer la búsqueda. Lo haría dentro de esas plataformas concretas: Homestay y AirBnB. Podría ponerme de acuerdo con otras personas para alquilar durante dos meses compartiendo gastos.
El sitio donde vivimos estaría bien. A este señor no le importaría alquilarlo todo ese tiempo, siempre que haya alguien que se responsabilice. Así él no tiene que ocuparse de nada durante dos meses. Si alquilas por días o por semanas a él le supone limpiar, cambiar sábanas, etc.
M.G.: ¿Qué cosas repetirías de Inglaterra?
A: La casa
M.G.: ¿Por qué la casa?
A: Porque tenía niños y eso me gusta más que las actividades, pero mi madre quiere con el profesor. Pero yo no quiero con el profesor.
A María le gusta más la idea de alojarse en casa de Simon, su tutor, porque según lo que nos cuenta, lo ha vivido con gran satisfacción. El aprovechamiento del tiempo y de los recursos han sido óptimos. Y a lo largo de toda la conversación, también detecto en ella una notoria admiración por el Reino Unido, por su manera de hacer las cosas.
M.G.: ¿Repetirías las clases con Simon? ¿Qué cambiarías?
Cambiaría la familia: me gustaría una familia más extrovertida, pero eso en los ingleses es muy difícil.
#5 Visita al Open Market de Brighton
También es cierto que la última semana, conocí a una chica profesora que tiene dos niños. Creo que es por ahí por donde tengo que tirar, porque enseguida hubo feeling. Nos conocimos en un taller que estaba haciendo en el open market, al lado de la casa donde estábamos.
Al open market de Brighton le han dado un giro. Ahora todo lo que se vende allí es de productores que viene directamente del campo, sin intermediarios. Se hacen muchas actividades, sobre todo actividades relacionadas con los niños y eso le da mucha “vidilla”. El open market nos pillaba de camino y, si lo que había allí nos gustaba, nos quedábamos toda la mañana.
M.G.: ¿Es un mercado de qué tipo? ¿Como un mercadillo?
M: Un mercado de frutas, verduras, pescado, productos frescos y también panadería. Más que un mercadillo de los que ponen aquí en la calle, se parece a las galerías de mercado que tenemos en España: un sitio techado, que, si el día está malo, te permite ir igualmente. Incluso tiene cafetería, tienes wifi y puedes leer el periódico. Allí alternan la posibilidad de comprar el pan y tomarte un café, como en el famoso mercado Covent Garden, en Londres, que es más turístico. Un día hicimos yoga, otro día Alicia hizo un taller de disfraces y otro de manualidades y pintura. Hizo muchas cosas…
Este tipo de mercado abierto es una idea muy buena. Puedes hacerte autónomo y promocionarte como tutor de español, tutor de yoga o de lo que tu sepas hacer (en la tienda tienes mi guía Elenuka de cómo hacerte tutor self-employed en Reino Unido). Creo que esto no es tan sencillo en España entre otras cosas porque no es tan sencillo hacerse autónomo y pagar únicamente por lo que haces sin necesidad de tener cuotas fijas (en este otro artículo te cuento qué debes pagar como self-employed).
Para María es agradable haber tenido esta charla. Le ha vuelto a conectar con todos esos pequeños detalles de las vacaciones, que de otra forma le hubiera sido difícil recordar.
Nos quedan aún muchos temas interesantes sobre los que hablar con María. Esta madre decidida, que apuesta fuerte por el futuro de su hija, lo demuestra con este claro compromiso de inmersión en sus días de vacaciones. Vemos que está dispuesta a embarcarse con valentía, con todo lo que ello conlleva…